Iglesia Pentecostal Unida Hispana, Channelview TX
Un Señor, Una Fe, Un Bautismo. Efesios 4:5
Lo que Creemos
UN SOLO DIOS VERDADERO
Creemos en el solo Dios viviente, eterno, infinito en poder, santo en naturaleza, atributos y propósitos; y que posee divinidad absoluta e indivisible. Este solo Dios verdadero se ha revelado a SÍ mismo como Padre, por medio de su Hijo, en la redención; y como el Espíritu Santo por emanación. (I Corintios 8:6; II Corintios 5:9; Efesios 4:6; Joel 2:28).
La Escritura hace más que intentar probar la existencia de Dios: Ella afirma, asume y declara que el conocimiento de Dios es universal. (Romanos 1:19, 21, 28, 32; y 2:15). Dios es invisible, inmaterial, sin partes, sin cuerpo y por lo tanto libre de toda limitación. Él es Espíritu (Juan 4:24), y “el espíritu ni tiene carne ni huesos…” (Lucas 24:39).
“El Primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Marcos 12:29; Deuteronomio 6:4). “Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todas las cosas, y por todas las cosas, y en todos vosotros”. (Efesios 4:6).
Este solo Dios verdadero se manifestó a Sí mismo en el Antiguo Testamento de varias maneras, en el Hijo cuando caminó entre los hombres, y como Espíritu Santo después de la ascensión.
EL HIJO DE DIOS
El solo Dios verdadero, Jehová del Antiguo Testamento, tomó sobre Sí mismo la forma de hombre, y como el Hijo del hombre, nació de la virgen María. Como Pablo dice: “Y sin contradicción, grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne; ha sido justificado con el Espíritu; ha sido visto de los ángeles; ha sido predicado a los gentiles; ha sido creído en el mundo; ha sido recibido en Gloria”. (I Timoteo 3:16).
“A los suyos vino y los suyos no le recibieron” (Juan 1:11). Este solo Dios verdadero, se manifestó en la carne, es decir en su hijo Jesucristo. “Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a Sí, no imputándole sus pecados…” (II Corintios 5:19).
Creemos que “En Él (Jesús) habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente” (Colosenses 2:9). “Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda la plenitud (Colosenses 1:19). Por lo tanto, Jesús en su humanidad era hombre; en su Divinidad era y es Dios. Su carne era el cordero o el sacrificio de Dios. El es el único mediador entre Dios y el hombre. “Porque hay un Dios, a sí mismo un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. (I Timoteo 2:5).
Jesús por parte de su Padre era Divino, por parte de su madre, humano; por eso fue conocido como el Hijo de Dios y también como el Hijo del Hombre, o el Dios hombre. “Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice: todas las cosas son sujetadas a él, claro está exceptuando aquél que sujetó a él todas las cosas”. (I Corintios 15:27). “Más luego que todas las cosas fueron sujetas, entonces, también el mismo hijo se sujetará al que sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas en todos (I Corintios 15:28). “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y el que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:18).
EL NOMBRE
Dios usó diferentes títulos, tales como “Helión”, Dios, El Dios Todopoderoso, “El Shaddai”, Jehová, y especialmente el Señor Jehová, el nombre Redentor en el Antiguo Testamento.
“Porque un niño nos es nacido hijo nos es dado; y llamarase su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”. (Isaías 9:6). Esta profecía de Isaías se cumplió cuando se le puso nombre al hijo de Dios, “Y parirá un hijo, y llamará su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21).
CREACIÓN DEL HOMBRE Y SU CAÍDA
En el principio Dios creó al hombre inocente, puro y santo; pero por el pecado de desobediencia, Adán y Eva, los primeros de la raza humana, cayeron de su santo estado, y Dios los expulsó del Edén. Desde entonces por la desobediencia de un hombre, el pecado entró en el mundo. (Génesis 1:27. Romanos 3:23, 5:12).
ARREPENTIMIENTO Y CONVERSIÓN
El perdón de los pecados se obtiene por arrepentimiento genuino, confesión y abandono de los pecados. Somos justificados por fe en el Señor Jesucristo (Romanos 5:1). Juan el Bautista predicó el arrepentimiento, Jesús lo proclamó y los Apóstoles lo enfatizaron tanto a Judíos como a Gentiles (Hechos 2:38, 17:30).
La palabra “arrepentimiento” viene de varias palabras Griegas que significan cambios de miras y propósitos, cambio de corazón, cambio de mente, cambio de vida, transformación, etc.
Jesús dijo: “si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. (Lucas 13:3, 24:47); dice: “Y que se predicase en su Nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”.
BAUTISMO EN AGUA
La manera escritural del bautismo es por inmersión, y es solo para aquellos que se han arrepentido, completamente, apartándose de sus pecados y amor al mundo. Debe ser administrado por un ministro debidamente autorizado (del Evangelio) en obediencia a la Palabra de Dios y en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, de acuerdo con los Hechos de los Apóstoles (Hechos 2:38, 8:16, 10:48, 19:5, obedeciendo así, Mateo 28:19).
EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO
Juan el Bautista, en Mateo 3:11, dijo: “El os bautizará en Espíritu Santo y en fuego”.
Jesús en Hechos 1:15 dijo: “Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días después de estos”.
Lucas nos dice en Hechos 2:4, “fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas (idiomas), como el Espíritu les daba que hablasen”. Los términos “bautizar en el Espíritu Santo y en fuego”, y “llenos del Espíritu Santo”, y el “don del Espíritu Santo”, son términos sinónimos usados indistintamente en la Biblia.
Es escritural esperar que todos los que reciben el don, son llenos, o reciben el bautismo del Espíritu Santo, reciban la misma señal física e inicial de hablar en otras lenguas. El hablar en otras lenguas, como se relata en Hechos 2:4, 10:46, y 19:6, y el don de lenguas como se explica en I de Corintios capítulos 12 y 14, son los mismos en esencia, pero diferentes en uso y propósito.
El Señor por medio del profeta Joel dijo: “derramaré mi Espíritu sobre toda carne…” (Joel 2:28).
Pedro, al explicar esta fenomenal experiencia, dijo: “recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado (Jesús) esto que vosotros véis y oís”. (Hechos 2:33). Y más adelante, “para vosotros es la promesa y para vuestros hijos y para todos los que están lejos para cuantos él Señor nuestro Dios llamare”. (Hechos 2:39).
DOCTRINA FUNDAMENTAL
La doctrina básica y fundamental de esta organización será el modelo bíblico de salvación completa, que consiste en arrepentimiento, bautismo en agua por inmersión en el nombre del Señor Jesucristo, y el bautismo del Espíritu Santo con la señal inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu de que se hablen.
Nos esforzamos para guardar la unidad del Espíritu, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y al mismo tiempo amonestamos a todos los hermanos a no contender por sus diferentes puntos de vista desuniendo así el cuerpo.
SANIDAD DIVINA
El primer pacto que el Señor (Jehová) hizo con los hijos de Israel, después de haberlos sacado de Egipto, fue un pacto de sanidad. El Señor dijo: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios (Jehová – Rapha, el Señor Sana), e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envíe a los Egipcios te enviaré a ti; porque Yo soy Jehová tu Sanador”. (Éxodo 15:26).
En algunas traducciones se lee: “Porque Yo soy Jehová tu médico”, siendo él, nuestro médico o doctor, tenemos el más capacitado de todo el mundo. Nuestro Señor Jesucristo rodeó Galilea, predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad, y toda dolencia en el pueblo”. (Mateo 4:23, 24).
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).
Los sufrimientos vicarios del Señor Jesucristo pagados para la sanidad de nuestros cuerpos fueron los mismos que para la salvación de nuestras almas, porque “por su llaga fuimos nosotros curados”. (Isaías 53:5). En Mateo 8:17, se lee: “Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias”. Véase también (I Pedro 2:24). Por lo anterior vemos que la sanidad divina para el cuerpo está en expiación.
Siendo cierto esto, entonces es para todos los que creen. Jesús dijo hablando a los creyentes: “…sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”. Más tarde Santiago escribió en su epístola a todas las iglesias: ¿Está alguno entre vosotros enfermo? Llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecado, le serán perdonados. Confesaos vuestras faltas unos a otros, y rogad los unos por los otros, para que seáis sanos. La oración del justo obrando eficazmente puede mucho” (Santiago 5:14-16).
SACRAMENTO O COMUNIÓN
La noche en que fue entregado el Señor, comió la cena pascual con sus Apóstoles. Después de lo cual instituyó el sacramento. “Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió y les dió, diciendo: Este es mi cuerpo que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí. Así mismo también tomó el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama”. (Lucas 22:19, 20). Pablo instruyó a la iglesia cómo observarla. (I Corintios 11:23-34). Así fue instituido el uso de pan literal y el fruto de la vid, los cuales se toman literalmente, como emblemas de su Cuerpo partido y Su sangre derramada. Hay también un significado espiritual y una bendición al participar del Sacramento.
LAVADO DE PIES
Después que hubieron cenado, leemos en Juan 13:4-5: “Se levantó de la mesa, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies a los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. (Juan 13:14-15).
Este primer ejemplo fue dado por Nuestro Señor, y es una institución divina. Debemos seguir este ejemplo lavándonos los pies los unos a los otros; y esto manifestando el espíritu de humildad.
LA SANTIDAD
Vivir piadosamente debe caracterizar la vida de todo hijo del Señor, y debemos vivir de acuerdo con el modelo y ejemplo dado en la Palabra de Dios. “Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres se manifestó, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo, sobria, justa, y piadosamente”. (Tito 2:11-12). “Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas. El cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no retornaba maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino remitía la causa al que juzga justamente”. (I Pedro 2:21-23).
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. (Hebreos 12:14). “Sino como aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda conversación: Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquél que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación: Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibistéis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. (1 Pedro 1:15-19).
Desaprobamos completamente que nuestro pueblo se mezcle en cualquier actividad que no esté de acuerdo con un buen cristiano y una vida piadosa, tales como teatro, bailes, baños mixtos, corte de cabello en las mujeres, maquillajes y cualquier vestido que inmodestamente exponga el cuerpo. Amonestamos a todos nuestros creyentes que se abstengan de cualquiera de estas prácticas en interés del progreso espiritual y de la pronta venida del Señor, por su Iglesia.
LA GRACIA DE DIOS
“Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres se manifestó, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, justa y píamente”. (Tito 2:11-12).
“Porque la ley por Moisés fue dada, más la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha”. (Juan 1:17).
Un cristiano para guardarse salvo, debe caminar con Dios y guardarse en el amor de Dios (Judas 21), y en la gracia de Dios. La Palabra “gracia” significa “favor”. Cuando una persona comete transgresión y peca contra Dios, pierde Su favor. Y si continúa cometiendo pecado y no se arrepiente, finalmente se perderá y será lanzado al lago de fuego. (Léase Juan 15:2. II Pedro 2:20-21). Judas habla de los que se tornaron atrás en su día y de su recompensa. (Léase también Hebreos 6:4-6).
“Porque por gracias sóis salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. (Efesios 2:8).
RESTITUCIÓN DE TODAS LAS COSAS
Entendemos que la Escritura enseña la restitución de todas las cosas, que Dios ha hablado por boca de todos sus santos profetas desde el principio del mundo. (Hechos 3:21). Pero no podemos encontrar donde el Diablo, sus ángeles y todos los pecadores están incluídos. (Véase Apocalipsis 20:10).
SOCIEDADES SECRETAS ETC.
De conformidad con la palabra de Dios, creemos firmemente y sostenemos que el pueblo de Dios no debería tener ninguna conexión con sociedades secretas o cualquier otra organización o cuerpo en el cual exista un compañerismo con los incrédulos unidos por un voto o juramento. (Santiago 5:12; 2 Cor. 6:14-18).
DISCRIMINACIÓN RACIAL
Creemos que en el cuerpo del Señor Jesucristo que es su IGLESIA, no existe la discriminación racial, en consecuencia el Pueblo de Dios, se compone de creyentes de todo color y categoría. En Cristo ya no hay ni siervo ni libre.
LA TRASLACIÓN DE LOS SANTOS
Creemos que se está acercando el tiempo de la aparición del Señor; entonces los muertos en Cristo se levantarán, y nosotros los que quedamos seremos arrebatados con ellos para encontrar al Señor en el aire. (I Tesalonicenses 4:13-17; I Corintios 15:51-54; Filipenses 3:20-21)
DIEZMOS
Creemos que el diezmo es el plan financiero de Dios para proveer Su obra y ha existido desde los días de Abraham. El Diezmo vino bajo Abraham por fe; la ley de Moisés lo ordenó, e Israel lo practicó cuando estaban bien con Dios; Jesús lo aprobó (Mateo 23:23). Y Pablo habló de apartar conforme Dios prosperara. No debemos robar a Dios su porción, es decir, los diezmos y las ofrendas. (Léase Malaquías 3).
SEGUNDA VENIDA DE JESÚS
Que Jesús viene otra vez por segunda vez en persona, tal como se fue, está claramente expuesto por el mismo Señor Jesús, y fue predicado y enseñado en la iglesia primitiva por los Apóstoles; por lo tanto los hijos de Dios, deseosa y esperanzadamente miran hacia adelante a este glorioso acontecimiento. (Mateo 24, Hechos 1:11; 3:19-21; I Corintios 11:26; Filipenses 3:20-21, I Tesalonicenses 4:14-17, Tito 2:13-14).
EL MILENIO
Creemos además, que para la angustia sobre la tierra es el “principio de dolores” y se tornará más intensa hasta que habrá un tiempo de aflicción cual nunca fue desde el principio del mundo hasta ahora, ni será (Mateo 24:3-8, Daniel 12:1), y este período de tribulación será seguido del amanecer de un día mejor en la tierra y esto por mil años y habrá paz en la tierra y buena voluntad. (Apocalipsis 20:1-5; Isaías 65:17-25; Mateo 5:5; Daniel 7:27; Miqueas 4:1-2; Hebreos 2:1-4, Romanos 11:25-27).
JUICIO FINAL
Cuando los mil años terminen, habrá una resurrección de todos los muertos, los cuales serán reunidos delante del Trono Blanco para juicio final, y todos aquellos cuyos nombres no sean hallados en el Libro de la Vida, serán lanzados en el lago de fuego ardiendo con azufre, que Dios ha preparado para el Diablo y sus ángeles, siendo Satanás el primero en ser lanzado. (Mateo 25:41, Apocalipsis 20:7-15; 21:8).